Sí, yo seguí el #TwitterBlackout. Por supuesto. No puedo consentir que nadie ahogue mis palabras por si acaso le sientan mal a otros. Ni siquiera las que sean delictivas. Si lo son, que me metan p'alante. Pero nadie, repito, nadie debe decir a los demás qué deben escribir.
Esto viene a cuento de una entrada de mi amigo Mariano Blaya en su blog, defendiendo la postura de Twitter, "porque sólo se eliminarán esos mensajes en ciertos países y no en el tuyo". Puede parecer lógica la postura de Mariano, puesto que por él me he enterado que los mensajes que hablen del nazismo en Alemania se eliminan. Pero no, a mí no me lo parece de ninguna manera. Y escribí un comentario en su entrada que repito aquí:
No estoy nada de acuerdo. Por una sencilla razón. Si tú publicas un tuit en España sobre el nazismo, no pueden meterte p'alante en Alemania. Si lo publicas en Alemania, sí. Por tanto, responsabilidad en el lugar y el momento.
Censurar expresiones o palabras que "no gustan" es lo 'mimmito' que hacía Franco. Y de ideas no hablemos. Hasta tal punto que se llegaban a ridiculeces mayúsculas.
Pongamos un ejemplo:
Hablemos de homosexuales. Cosa que en Irán se prohibirá "por ser contrario a sus costumbres". Existe una ley por la que se cuelga a los homosexuales y, sin embargo, no se puede ir contra los transexuales (estos sufren otra cosa, el ostracismo, porque no existen para las leyes... aunque no les maten, es como morir en vida).
Twitter censura palabra tras palabra en Irán porque la gente protesta por la pena de muerte a una persona por razones de sexo y condición, que no vienen al caso para, por ejemplo, conocer la bondad o maldad de esa persona (y mucho menos su capacidad intelectual o de trabajo).
La gente se busca todo tipo de palabras para hablar del asunto: "mariposa", "flor", "amante", "querida", "querido"... y hasta el nombre de la persona para seguir protestando contra el régimen de los Ayatolás. Irán solicita a Twitter que hasta el nombre de esa persona sea retirado, porque es "un mal ejemplo para las costumbres islámicas del país". Twitter acepta. Pues al final ese hombre es ejecutado sin que nadie en Irán se dé cuenta (en Twitter) de lo que ha ocurrido. Pero, ay, sí que se darán cuenta en blogs, Facebook (a ver cuánto tarda en cumplir los designios de los Ayatolás) y los iraníes ven que Twitter no sirve para nada. Esfuerzo de Twitter tirado por la borda y los iraníes se pasan, por ejemplo, a Picotea.
Ni qué decir que es de suponer que las palabras "Revolución Verde" en árabe y en cualquier otro lugar del mundo serán unas de las que desaparezcan. Así comienza la censura y no se sabe dónde termina.
¿Y quién controlará las expresiones ofensivas?
Porque, además, y tiene gracia la cosa, no existe todavía ningún programa heurístico que pueda ver la doble interpretación de los mensajes. Sólo se dedicarán a eliminar las palabras que no le gusten. Sólo tienen que tener a un censor mirando Twitter y mandándole a la empresa las palabras que han de quitar "porque ofenden a la cultura iraní".
O sea, que ya sé que le importará poco a un iraní que hable de la "flor" Edelweiss... pero ese mensaje se filtrará y se eliminará del Time Line iraní. Gran acierto.
Uno debe ser responsable de lo que dice. Cuando te indican que no puedes poner un beso en la pantalla (como la censura de Franco), al final se ven evidencias mayores con doble sentido que dejan claro lo que hay: que no sólo se dieron un beso sino que gays, gays son la hostia de gays. Alguna película hay española de esos años, financiada por el Estado, que es algo tan salvaje mostrando un himno a la homosexualidad... que hasta uno se pregunta cómo llegó hasta las pantallas. Es el caso de Diferente, en 1961.
Pero eso era la censura por humanos, no por robots.
Ahora sólo tendrá que decir el gobierno español que la expresión '15M' (o 'Franco') es malsonante en España que un americano no sabrá de qué está hablando y se dará la circunstancia de que se censurará durante unos días (hasta que encuentren otra palabra) esos mensajes, o lo que es peor, los que denuncien las barbaridades del dictador por evitar que los franquistas (que en este país son cuatro gatos y de los que la gente se descojona a la cara) puedan ensalzar al 'caudillo'.
Y al final, decir 'negro' en los estados sureños de Estados Unidos se eliminará. Y sólo existirán coches "afroamericanos" (y no muy oscuros)...
Las normas de censura tienen mal principio y llevan a peores finales. #NoalacensuraenTwitter
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lunes, 30 de enero de 2012
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